Insólito (verídico 100%)

Hace alrededor de un mes, en vísperas de un viaje a Bariloche con mi pequeña hermana, sin mucho para hacer y con lápices y papeles a mi alcance, empecé a garabatear y tirar líneas dandole forma a un nuevo personaje al que después decidimos llamar “el colo”.

El colo es un tipo joven, de unos 27 años más o menos, nunca se supo su nombre ni lo sabremos, pero el colo es el colo, no podría ser llamado de otra manera con semejante melena naranja rojiza. Y ruluda.
Un intelectual de primera categoría, independiente, idealista, aventurero y sensible, con sus anteojos pasados de moda y sus pecas (que a propósito se le destacan con la luz negra de los boliches, aunque él no lo sabe porque nunca fue a un boliche y por lo tanto no tuvo la posibilidad de que alguien lo observara justo cuando un chorro de esa luz se volcara sobre sus mejillas dandole vida a sus pecas y se lo dijera. Pero al colo le brillan las pecas, sépanlo).

Y como la luz negra puede darle vida a las pecas del colo, yo pude darle vida al mismísimo colo!!!! Sí, señores…

Fue al día siguiente, ya en Bariloche y muy instaladas en un bar llamado Antares (altamente recomendado por sus cervezas artesanales y su música con rasgos étnicos y dentro de los géneros del jazz fusión) cuando vimos entrar súbitamente ( pero con paso lento de divo) al colo hecho persona!!!!!!!
Tal fue nuestra sorpresa que entre un poco de risa y un poco de miedo, empezamos a seguirlo con las miradas, con las dos, o mejor con las cuatro. Sí, eran cuatro miradas posandose indiscretamente sobre este pobre hombre colorado…
El motivo de nuestro estado de shock fue el increible pero realmente increible parecido con el dibujo que yo habia hecho casi accidentalmente el dia anterior.
Era el mismo saco marrón (el mismo tono de marrón), la misma bufanda, los mismos anteojos oscuros, el mismo color de pelo, la misma cantidad de rulos, la vincha no era la misma pero de todas maneras: tenia una vincha!, el mismo pantalón con rayas, la misma voz!! (je…ya exageré). Pero el tipo era lo mismo.

Tanto lo miramos y lo observamos y lo intimidamos, que todos los que estaban a su alrededor empezaron a mirarnos y observarnos e intimidarnos…



Y nos fuimos.